El libro encara su recta final con una delirante estampa de un congreso literario-periodístico, donde todos los tópicos y las máscaras aparecen como musgos entre las páginas de los libros abandonados en un sótano. Hasta que no se vaciaran las perreras,se deberían prohibir las ventas. Dos años más tarde, San Lorenzo se llevó la Copa que llevaba el nombre del presidente de la Nación, Juan Domingo Perón.