En la vida adulta hay que ser un chivato. Hablo como adulto. Para mí, ser un chivato es una virtud, no un defecto. Pero ya desde tan pequeños, el año pasado y este, son dos o tres niños concretos los que pegan, yo creo que si ahora ven que el grupo les protege, esa actitud con los años puede ser muy peligrosa.